"Si se renuncia a la incredulidad y se vuelve a Allah para pedirle perdón, se puede esperar todo de Su Clemencia. El hombre es débil y rompe a menudo sus resoluciones: un verdadero arrepentimiento puede obtener siempre la Gracia divina. No hay ninguna formalidad, ninguna compra de perdón divino por medio de otros hombres: es preciso dirigirse directamente a Allah, expresarle un dolor sincero, cara a cara (munajat) con Él, que todo lo sabe y al que no es posible ocultarle nada.
El amor de Allah por sus criaturas es mucho más grande que el de la madre por sus hijos, como dijo una vez Muhammad (saws). También según el hadiz: Allah ha repartido la Misericordia en cien unidades, de las cuales noventa y nueve están para Su uso, por Él mismo, y ha hecho descender una sola unidad sobre la Tierra y es de ésta de donde proviene la misericordia mutua entre las criaturas.
Además, en un hadiz qudsi el Profeta (saws) transmite la Palabra de Allah que dijo: Si alguien se aproxima a Mí un palmo, Yo me aproximaré a él un codo; quien se aproxime a Mí un codo, Yo me acercaré a él un brazo; quien viene hacia Mí marchando, Yo iré hacia él corriendo.
Es verdad que el Qur´aan (11:114) anuncia formalmente: Las obras buenas hacen desaparecer las obras malas, pero no compran automáticamente la Indulgencia y el Perdón de Allah por cualquier pecado; cada uno es independiente y la libertad de Allah permanece entera y absoluta."
(Muhammad Hamidullah, El Islam, Historia, religión cultura, Asociación Musulmana en España, 1997, párrafo 242)