domingo, 7 de enero de 2007

Cuaderno de Izmir. II.


Izmir, 19 de diciembre

Aquí estoy, en la soledad matinal de Esmirna, con mis recuerdos, con mis fantasmas, con el corazón rebosante de angustia, una vez más.
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Esmirna como combinación de sensaciones opuestas. La belleza de la inmensa bahía fría de invierno, oscura o soleada, con sus barcos pessoanos que pasan por nuestras vidas y nem se saúdam nem se conhecem. Esmirna con sus rumores suaves, sus voces turcas populares o juveniles, nunca estridentes. Nada me molesta en esta ciudad que no siento estar visitando, que me ha aceptado, en la que vivo. Esmirna ciudad abierta hasta el punto de que muy pronto he olvidado el día en que llegué aquí.
Sólo siento que estoy, que busco en Izmir, que en ella me entrego a un ejercicio de introspección agotador. Que en ella no sé pensar el momento en el que ya no habrá ella.