¿Hay que marcharse a París, Londres, Berlín, Istanbul quizás, Sarajevo, Bruselas?
¿Por dónde empezar? ¿Quién lee? ¿A quién le interesa concentrarse un momento para escuchar al otro, debatir, aprender a pesar de las diferencias, dejando de lado los sucesos recientes de la pequeña Comunidad local?
¿No corremos el peligro los nuevos musulmanes de, paralelamente a nuestra inmersión en la Comunidad musulmana, ver bajar, disminuir, periclitar, estancarse y jibarizarse la ya no muy brillante actividad neuronal que esta sociedad consumista nos permite? Si ya nos cuesta pensar en términos de análisis intelectual, ¿cómo hacerlo desde la pertenencia a una Comunidad musulmana casi siempre carente de todos los recursos, hasta los más básicos, como la educación?